Cata Abuyeres: "La vida siempre continúa"


En lugares rodeados por arbustos, cuando hace sol suelen aparecer abejas; la norma dice que les atraen los colores radiantes, y que solo pican en los instantes que se sienten amenazadas. Como tengo la tendencia de odiar todo aquello que me asusta, desde que me picó una de pequeño las odio, y en la medida que las aborrezco, me cuesta creer que la miel sirve de ayuda para gargantas irritadas.

Los minutos que se pierden esperando tienden a ser eternos, pero en este caso, esa tendencia no se ha cumplido. Me he encontrado con un paso de cebra justo después de alejarme de la abeja, alejándome de este modo del lugar donde estaba citado; no obstante, he conseguido llegar al paraje oportuno. Parece ser que cuando estás perdido, el movimiento impulsado por el miedo guía tu cuerpo al lugar adecuado. Sin prácticamente darme cuenta han pasado tres minutos, y al otro lado de la acera hay alguien; viene feliz (y desafiante), como si no tuviera tiempo de disfrutar de todos los momentos de la vida: "No me gusta el ritmo de la vida, va demasiado rápido. Me gustaría calmar el tiempo y sacar provecho a las cosas, porque al final cuando suceden cosas buenas se pasan volando, y cuando suceden malas te entran ganas de que todo pase rápido. Por lo tanto, mi objetivo es aprender a aprovechar, ya que hay cosas que soy incapaz de disfrutar".

El ritmo ininterrumpible de la vida ha sido precisamente el que en cuestión de 10 minutos ha impulsado un cambio, pasando de un ambiente donde los rayos de sol gobernaban a un punto timoneados por sofás impecables. Las personas que tienden a mojarse, suelen ir al primer sitio que se les viene a la cabeza sin ninguna razón aparente. Las demás se quedan mirando a ninguna parte esperando a que deje de llover. Dentro de esta disputa por la supervivencia, Catalina Abuyeres se ha presentado: "Creo que soy una buena persona y jugadora que está creciendo, es decir, una jugadora cuyo potencial va creciendo poquito a poquito".

Cata se metió de lleno en el mundo del baloncesto con 8 años, siguiendo de esta manera los pasos de su padre y su madre: ambxs jugaron para la selección de Chile en sus tiempos. "Al principio no me gustaba mucho, pero desde que tomé la decisión no he parado y volvería a tomarla 1000 veces", ha confesado Abuyeres, demostrando de esta manera que como con una serie, hay que soportar el peso de empezar y dar una oportunidad a las cosas.

Esos primeros pasos los dio en el Sergio Ceppi, y tuvo un impacto inmediato. Rápidamente comenzó a integrarse en categorías superiores a las que le correspondían por edad, y al cumplir la decena la convocaron por primera vez para ir con la selección de Santiago, cambiando a raíz de esa oportunidad el sentido del baloncesto en su diccionario: "Empecé con el baloncesto para hacer ejercicio y pasármelo bien con los amigos como hacemos todos, pero a raíz de esa nominación comencé a tomarme el básquet de manera más seria".

Cuando la seriedad y la pasión se anexionan, irremediablemente aparecen otros dos que también se juntan: la presión y los nervios, o lo que viene siendo lo mismo, elementos ingestionables. Aunque no puedan gestionarse, la clave para sacar tu mejor versión de ellos (y que no te saquen de quicio) está en tratarlos como elementos amparadores. Cata ha explicado de esta manera el desarrollo que han tenido esas emociones sobre una cancha de baloncesto: "Me ponía muy nerviosa al principio, y entre que me ponía nerviosa, venía mucha gente a verme y mi madre no paraba de estar detrás de mí, me ponía más nerviosa todavía si cabe". Con el paso del tiempo, esa locura se ha alejado de ser el instinto que guía a la santiaguina: "A medida que vas creciendo y viviendo nuevas experiencias te vas dando cuenta que no tiene sentido ponerse así, y en la medida que ese sinsentido me ha fortalecido, ha sido imprescindible para desarrollar confianza en mí misma, ya que me ha otorgado un grado de conocimiento sobre mis emociones".

Y hablando de conocimiento, la figura de Cata Abuyeres comenzó a hacerse conocida en 2012 cuando la selección Sub 15 de Chile la nominó para ir al Sudamericano del 2010. En ese equipo, junto a Cata, podían verse nombres como Jennifer Fuentes, Sendy Basaez o Barbara Cousiño, todas ellas convertidas en piezas fundamentales para el baloncesto chileno a día de hoy. "Si potenciamos lo que tenemos podemos conseguir una gran repercusión en el panorama chileno y latinoamericano, ya que junto a nuestra generación las nuevas vienen potentes. Por ejemplo, el último año el Team Huasitas ganó el Sudamericano, cosa que nosotras no logramos por ejemplo". ha reivindicado Abuyeres, ya que parece ser que el futuro viene cargado de esperanza.

Pero, ¿cómo sería el presente para ella si en su día hubiera renunciado a jugar con la selección? Cuando la nominaron por primera vez, Cata no tenía ninguna intención de ir: "Siempre le he tenido miedo a lo que es la báscula, y como tenían que pesarme no quería ir. Pero mi madre me obligó a ir, y desde ese momento no he parado con la selección". A medida que vas creciendo te vas dando cuenta lo necesario que es el haber tenido a alguien detrás de ti. Y con este ejemplo queda claro que es mejor arrepentirse de algo que has hecho, que de algo que no. La de Santiago se arrepiente profundamente de la decisión que tomó: "El estar con la selección me ha ayudado una barbaridad personalmente, me ha abierto las puertas, he estado en sitios diferentes, he conocido muchísimas personas...".

Unos meses después, ya en 2011, Abuyeres recibió la llamada de la selección absoluta, y estuvo en el Preolímpico de Neiva (Colombia) enfrentándose a jugadoras contrastadas como Agostina Burani, Carla Cortijo, Oyanaysi Gelis o Mabel Martínez. Un botellón para el recuerdo con solo 14 años...

El fin del mundo comenzaba a acechar según los mayas, y un verano más tarde, Cata estuvo de gira por Estados Unidos con la selección, en una estancia en la que le ofrecieron una de esas oportunidades que solo se te presentan una vez en la vida: una beca en Montverde Academy. Pero no se arriesgó a mojarse: "Como no sabía inglés tenía miedo a quedarme sola, y no fui por eso. A día de hoy me arrepiento de no haberme ido, pero de todas maneras, no puedo quejarme del otro camino que he tomado en la vida".

Dejando atrás esa (in)decisión, Abuyeres siguió desarrollándose afanosamente en Sergio Ceppi, un Ceppi que se le estaba empezando a quedar pequeño. Y es que cuando algo no te puede dar más de lo que ya te ha dado, hay que buscar alternativas, por muy complicado que sea encontrar algo que alcance el nivel de satisfacción de lo anterior.

La etapa en su "Ceppito" querido no daba para más, y a finales de 2013 llegó la hora de decir adiós:

Sergio Ceppi es el club en que me formé, donde crecí y me abrieron las puertas al mundo del baloncesto. Me quedé allí todo ese tiempo porque el método del entrenador (Roberto Ostoic) me encantaba. Pasé 8 años allí, ocho años en los que forjé muchas amistades y fui feliz. Seguramente no volvería allí como jugadora porque quiero indagar en otros caminos, pero estaría dispuesta a volver para cooperar o ayudar en cualquier otra cosa.

En 2014 apareció la alternativa, y en ese camino que cambiaba de sentido, la entonces adolescente encontró una oportunidad para jugar en Valparaíso: "Vi otro mundo al salir de Ceppi, ya que con New Crusaders se viajaba de un lado para otro y el nivel de competitividad era más alto, lo cual me ayudó a conocer otra realidad".

La atención muchas veces se desvía a sitios que no tienen ninguna relación con lo que se está hablando. En un momento Cata ha movido la cara hacia abajo y me ha recordado a Shoni Schimmel (y no sé por qué). De hecho, no sé nada de ella desde que desapareciera el año pasado de la WNBA. Lo más seguro es que Brittney Griner todavía siga acordándose de ella.

Manteniendo esa mirada a Estados Unidos, añadiendo un poco de diversidad aparecen Ziomara Morrison y Bárbara Cousiño. La primera, se convirtió en 2012 la primera jugadora chilena en jugar en la WNBA para las San Antonio Silver Stars, y la segunda estuvo entre 2014 y 2018 compaginando estudios y baloncesto en Utah State University y Barry.


"Quiero seguir enfocándome en lo que estoy y trabajando duro por ahora, y si algún día se diera la posibilidad de jugar allí, sería la cosa más maravillosa del mundo" Cata Abuyeres


Has estado con Ziomara Morrison en la selección. ¿Qué te ha contado?
Siéndote sincera, con Ziomara no hablo mucho (tendré que preguntarle), pero cuando vi en las noticias que la llamaron para jugar en la WNBA, supongo que sería increíble para ella, ya que jugar en la mejor liga del mundo tiene que ser una experiencia inolvidable. Te marca tu currículum, o siendo más exactos, la vida entera.

¿Contemplas jugar algún día en la WNBA? Siempre lo he dicho, a cualquiera le gustaría estar allí, pero para ello hay que trabajar muy duro. Todavía tengo 22 años y no lo descarto del todo. Quiero seguir enfocándome en lo que estoy y trabajando duro por ahora, y si algún día se me diera la posibilidad de jugar allí, sería la cosa más maravillosa del mundo. Barbara Cousiño ha estado compaginando estudios y baloncesto en los últimos años en Estados Unidos, ¿ves a las nuevas generaciones capaces de seguir sus pasos? Yo tuve la oportunidad de irme con ella, pero al igual que en 2012, en 2014 rechacé la oportunidad por miedo. Antes de olvidarme, me gustaría centrarme en Bárbara, ya que es una jugadora muy buena, un referente total y una amiga. En los próximos años veremos si se le dan oportunidades para jugar en Europa. Yo espero que sí, puesto que se lo merece. En lo que respecta a las nuevas generaciones vienen fuerte, hace unos meses el Team Huasitas ganó el Sudamericano Sub 15, y desde un club de San Sebastián me han preguntado por una jugadora de esa generación. Así que sí, vienen fuerte y alguna de ellas irá por ese camino seguramente. Tuviste la oportunidad de asistir a unos workouts con Candice Wiggins en 2014. ¿Qué te transmitió? Fueron dos entrenamientos con ella y fueron especiales para mí. Es algo que nunca voy a olvidar, ya que conocí un punto de vista que hasta entonces desconocía. A día de hoy guardo la foto que me saqué con ella en la habitación. ¿Qué te parece el estilo de vida de las jugadoras de élite que compaginan WNBA, competiciones overseas y selección? Si llegamos a ese extremo, es una sobrecarga y no tienes vida. Es cierto que tienes tiempo libre, pero no disfrutar lo que tienes que disfrutar. Yo creo que tener un espacio para una misma es indispensable. No obstante, en mi caso (aunque a otro nivel) hago algo parecido. Cuando terminó la liga acá marcho a Chile para integrarme en la liga de allí. Una vez terminadas todas las ligas voy con la selección, y para cuando acabo con la selección ya estoy acá de vuelta. Por lo tanto, yo también tengo poco espacio para vacaciones. El relato de Breanna Stewart… ¿Qué te viene a la cabeza con cosas así? Nadie tendría que pasar por situaciones así, son momentos difíciles, incómodos. Esos momentos te marcan la vida, y si no eres capaz de hacerles frente puedes acabar emocionalmente preso toda la vida. Encima, nosotras, el sexo femenino, nos ven débiles y vivimos cosas que no tendríamos que vivir por desgracia.


La selección de Chile tenía previsto poner rumbo a España en marzo de 2015, para jugar unos partidos amistosos de cara al Preolímpico en Tenerife. En aquella época el seleccionador chileno era el tinerfeño Ricardo González, y mientras Abuyeres estaba preparándose para la gira, tuvo que cambiar por completo el planteamiento de la maleta. Y si preparar una maleta para una semana ya de por sí es un quebradero de cabeza, imaginad lo que es preparar una para 3 meses: “Una semana antes de ir a Tenerife, Ricardo me comunicó que un club de allí estaba interesado en mí. Se lo comenté a mi madre, y una vez llegamos a un acuerdo, comencé a preparar la maleta de otra manera”.



¿Cuál es el camino para acoplarse a ambientes desconocidos? En el esquema de prejuicios el desbarajuste viene atado a la emoción de la primera vez. “No sabía cómo era la liga acá, pero pronto me di cuenta de que era hacer lo mismo pero en un lugar diferente. Lo único que cambió fue el nivel, ya que en Tenerife era mucho más alto”, reconoce Cata. De todas maneras, Abuyeres no entró sola en Adareva. Llegó junto a Sendy Basáez, y el venir con ella le facilitó las cosas tremendamente: “Hacíamos las cosas juntas, y el venir juntas nos benefició mutuamente. Cambia mucho el llegar a un sitio sola o con alguien de confianza, sobre todo en nuestro caso, ya que era la primera experiencia”.

Cancha de baloncesto, playa y viceversa. Tenerife, era sin duda alguna un lugar oportuno para el proceso de adaptación. Cuando Cata llegó a la isla faltaban tres meses para terminar la competición (Primera Nacional). Y esos tres meses estuvieron repletos de locura: el Adareva se convirtió campeón de Tenerife, clasificándose de esta manera para la Final Four insular. Las de María Sosa salieron más tarde vencedoras de la F4, consiguiendo de esta manera un ticket para la fase de ascenso a Liga Femenina 2. En esa fase que se celebró en Granada los rivales (que no fueron rival para Adareva) fueron Club Náutico de Sevilla, Gamarra y Ramón y Cajal. El equipo ganó los tres partidos, convirtiéndose equipo de Liga Femenina 2. “¡Bendita locura! Que la primera experiencia fuera de casa se diera así nunca lo voy a olvidar, fueron 3 meses increíbles, y queda claro que cuando las cosas se disfrutan vienes por sí solas”, ha confesado Abuyeres.

De vuelta a Chile, el sueño tinerfeño se evaporó ya que los resultados volvieron a su estado original, al lodo. En verano de 2015 Abuyeres anduvo con la selección en el Preolímpico de Edmonton, y aunque confesara en el CDO en su día que veía al equipo con grandes posibilidades de clasificarse para las Olimpiadas, decepcionaron rotundamente.

Aparecían dudas de cara al futuro, pero el Adareva le ofreció la continuidad a Cata: “En ligas como LF2, las jugadoras americanas que suelen ficharse son estadounidenses, y que el club guardara una ficha extracomunitaria para mí me pareció brutal”. Eso sí, se limitaba el tiempo que podía pasar en la playa, porque competir en LF2 trae consigo entrenar todos los días junto a viajar uno de cada dos fines de semana a la península: “La dinámica de trabajo se convirtió más estricta porque el nivel de la liga lo exigía, había más responsabilidad, ya que hay jugadoras de gran nivel y de todo el mundo en la liga”.

Se escucha siempre que lo imposible se logra insistiendo, pero la tendencia de subrayar el modo en el que se insiste está perdida en alguna parte. Trabajando bien todos los días, Adareva se convirtió la revelación de LF2 en la temporada 2015-2016. Al equipo le faltaron tres partidos para entrar en la fase de ascenso a Liga Femenina, curiosamente la misma cantidad de partidos que se perdió Abuyeres aquella temporada. La santiaguina estuvo entrando y saliendo de la rotación de María Sosa toda la temporada, cayendo en el desequilibrio y la irregularidad… Y caída terminó precisamente su etapa en Tenerife.

No sé cómo ni cuándo me rompí el ligamento, pero estuve un mes con dolor en la rodilla. En Tenerife el equipo médico me dijo que era un esguince, pero después de participar en el Sudamericano con Chile en verano, el dolor seguía ahí. Por lo tanto, me hice otro examen médico en Chile, y esta vez conocí la verdad que había detrás de ese dolor: tenía el ligamento cruzado anterior roto. Hay que aprender a cuidar las cosas, ya que en Tenerife me diagnosticaron algo que no tenía, dejándolo pasar como si no hubiera sucedido nada. Eso sería lo único que cambiaría de mi experiencia allí. Las amistades que desarrollé y la oportunidad que me dio Adareva son inolvidables en la que fue mi primera experiencia en Europa.

Al principio Cata decía que cuando suceden cosas malas tienes el deseo de que todo pase rápido. De 100 momentos en Tenerife 99 serán para recordar seguramente en su interior. Pero a la hora de recordar, un mal momento ha cogido todo el peso. Intentad pensar en momentos dulces y amargos. Entre los dos tipos, ¿cuáles resaltan? y ¿cuáles tienen más fuerza? Al menos Cata tiene algo claro: “Aquí a la hora de pedir un café con leche lo pido a mi gusto porque tienden a ponerlo muy cargado y no me gusta así. Por ejemplo en Chile a la hora de pedirlo te preguntan si lo quieres mediano, pequeñito o grande”. El ritmo de la vida no tiene interrupciones, y a medida que se reaprende a andar cayendo, todavía hay mucho que desaprender sobre el café. Para arreglar el ligamento Abuyeres se operó en Chile, y comenzó rápidamente con la rehabilitación: “Me centré en recuperar la rodilla durante 5-6 meses, y mientras me rehabilitaba estuve buscando equipo en Europa con ayuda de Nicolás San José (en paz descanse)”. Una vez terminado el proceso de rehabilitación y con todo lo que conlleva eso mentalmente, en noviembre de 2016 el Avilés fichó a Catalina Abuyeres. La ala pívot llevaba seis meses sin jugar a baloncesto: “Al principio me costó coger confianza con la rodilla, pero Ana Rosa (la entrenadora) me dijo que tendrían paciencia conmigo. Como el equipo no tenía intención de ascender era el sitio ideal para ir recuperando sensaciones”, ha aclarado. Aunque en cuestión de muy poco tiempo Abuyeres iba a tomar otro camino… Esa nueva etapa se cerró junto a la llegada del año nuevo, puesto que las expectativas de Abuyeres no se cumplieron en tierras asturianas: “Duró muy poco porque quería jugar en una liga más competitiva, y como la Primera Nacional de Asturias no fue como esperaba, andaba frustrada”. No obstante, Avilés también le dejó un grato recuerdo de cierto modo: “En el tiempo que estuve compartí piso con dos compañeras y a día de hoy sigo manteniendo contacto con ellas”. En enero de 2017 Cata Abuyeres tomó rumbo hacia el noreste de la península, aterrizando en Barakaldo. Como una canción desconocida dice, la ciudad vizcaína posee sueño, anhelo y futuro. Más que la ciudad en sí, ¿no será Alberto Cea quien posee esas tres elementos? “El entrenador de Ausarta Barakaldo anduvo detrás de mí mucho tiempo, y un día apareció en Santander mientras tenía un partido. Como puede verse, me convenció por completo para venir acá. Es un loco de la vida Alberto, ya que está en lucha constante por conseguir aquello que desea, y dentro de su locura es un ser magnífico”.

Tell me, tell me, would you want me?
Tell me, tell me, would you call me?
If you knew I wasn't balling... 
Abuyeres ha encontrado un hogar en Barakaldo, donde ya lleva 2 años y medio jugando en el que está siendo su stint más largo en un equipo europeo: “He recibido plena confianza por parte del club desde el primer día, y ahora mismo me siento como una más de la familia. Además, detrás de eso hay un trabajo muy serio y cada vez estamos más cerca del objetivo”. El objetivo que menciona Cata tiene relación con algo que ella ya ha conseguido, es decir, conseguir el ascenso a LF2. Que se de una historia como la de Tenerife no es nada fácil, ya que junto al trabajo del día a día aparece la necesidad de mostrar la mejor versión en momentos determinados, y en ese espacio que has de mostrar tu mejor cara no hay espacio para cometer errores. En las últimas dos temporadas el Ausarta Barakaldo ha llegado hasta la Final Four que da acceso a participar en la fase de ascenso a quien la gane. Y en ambos casos, cayeron en semifinales: “Nos precipitamos imponiéndonos mucha presión y los nervios nos comieron. Las cosas hay que disfrutarlas, y eso estamos intentando esta temporada, sea cual sea la situación recordando que a pesar de todo somos un equipo”.

En la presente temporada, esos fantasmas del pasado son cada vez menos frecuentes -aunque por momentos reaparezcan como hace unas semanas en La Salle- y el equipo está mostrando una robustez y regularidad que no tenía antaño: “Antaño cuando una jugadora no aparecía desaparecíamos todas, pero este año cuando una no está aparece otra”, ha reafirmado Abuyeres.


Desde que llegó a Barakaldo Cata está empezando a desarrollarse como DJ. No ha necesitado estudiar nada para ello ni posee un nombre artístico todavía, pero cada vez que entra en los vestuarios los invade de música: “Siempre pongo yo la música en el equipo, antes y después de los partidos, los viernes cuando hacemos sesión de tiros libres… A quien no le guste la música que pongo que le vaya bien. y a quien no también, porque en este aspecto la que manda soy yo”. (No tengáis en cuenta el hecho de que ha confesado esto a carcajadas). Fuera de las canchas, la chilena ha retomado una rutina que tenía prácticamente olvidada. Cuando abandonó Chile en 2015 estaba matriculada en Enfermería, pero empezó con otro tipo de carrera integrándose en las filas del Adareva. Ahora que tiene algo más de tiempo, se ha matriculado en TAFAD, y en este caso sí puede asistir a clase: “Al principio me costó retomar la rutina porque levantarse a las seis de la mañana para ir a clase conlleva un duro proceso de adaptación. Pero a día de hoy lo compagino bien con el baloncesto y es un desgaste físico que merece la pena”. El significado de la abreviatura TAFAD es el siguiente: Técnico Superior en Enseñanza y Animación Sociodeportiva. Leída del revés esa abreviatura es más encantadora, pero no parece que tenga el marketing como objetivo este Grado Superior. “Me he decantado por TAFAD porque más allá del baloncesto quiero hacer algo relacionado con el deporte en sí, ya que me encanta ayudar a la gente como entrenadora o monitora”, ha explicado Cata. De vuelta al mundo baloncestístico, la de Santiago ha expresado en las líneas anteriores su entusiasmo por ayudar a la gente como entrenadora, y en eso anda precisamente. A lo largo de la semana entrena por las tardes a niñxs en Basauri, y es incapaz de ocultar la debilidad que le producen: “Los niños me fascinas, además siendo tan pequeñitos para mí es como si fueran mis hermanitos, me transmiten mucho amor y ternura”. Pero más allá de esa debilidad Cata intenta enseñarles cosas: “Ejercicios de bote con ambas manos, ejercicios para que se roben el balón entre ellos, también les pongo aros para que marquen los pies… Intento hacer de todo con ellos, pero mi meta es verles disfrutar, ya que si disfrutan aprenderán las cosas por sí solas”. Además de lxs pequeñajxs de Basauri, entrena un Junior Femenino en la Pureza de Bilbao. En este caso, la dinámica es completamente diferente porque las jugadoras tienen una edad y aparece la necesidad de plantear las cosas de distinta manera. Y a Cata no es que le haga demasiada gracia esta dinámica: “Estas categorías no me gustan, pero para desarrollarme como entrenadora son imprescindibles. El trabajo es mucho más duro, ya que en estos niveles el nivel de conciencia es más alto y ya saben de qué va la cosa”. Está claro que la santiaguina prefiere enseñar a explicar cómo son las cosas, al igual que le gusta más dibujar que escribir. ¿Será capaz de combinar ambas algún día?


“La vida siempre continúa, y no me voy a quedar estancada con una cosa porque tengo que seguir con mi camino” Cata Abuyeres


¿Qué te exiges como jugadora?
Como jugadora me exijo mantenerme un nivel constante y trabajar duro, ya que trabajando duro las cosas saldrán por sí solas. Lo que no consigo hoy, ¿por qué tengo que lograrlo mañana? El camino hasta llegar a la meta es largo.

¿Tienes algún ritual?
Cuando hay partido tengo que salir con el equipaje puesto de casa, porque si salgo sin ponérmelo tengo el presagio de que voy a jugar un mal partido. Además del equipaje, siempre utilizo el mismo sujetador, las mismas medias y el mismo calentador, y antes de salir de casa me tengo que hacer la coleta perfecta. Sobre la cancha también tengo un ritual para calentar. Tengo que meter cuatro tiros libres, alrededor de diez tiros de media distancia y dos triples antes de empezar el partido. Si no los meto, me cuesta una barbaridad entrar en los partidos.

¿Qué te da más rabia como jugadora y persona?
Como persona lo que más rabia me da es la actitud que tomo a veces, porque siento que es inadecuada y eso de una manera u otra me acaba afectando. Como jugadora, cuando fallo muchos tiros me frustro y a medida que va acentuándose esa frustración pierdo la concentración. Cuando me pasa eso enloquezco y luego soy incapaz de volver al partido.

¿Cuáles son tus mayores virtudes y defectos?
Mi mayor virtud es el tiro, si empiezo anotando el primero y luego el segundo, acabo metiendo todos. Junto a eso, me considero una buena compañera, ya que estoy lista para ayudar a quien sea cuando lo necesita. Por otro lado, mi mayor defecto es la pérdida de atención, soy muy despistada.

¿Te cuelgas mucho en el qué dirán?
Si lo dicen, porque lo dicen, y si te juzgan, porque te juzgan… A veces sí, pero hay que dejar de pensar en ello y hacer las cosas. La vida siempre continúa, y no me voy a quedar estancada con una cosa porque tengo que seguir con mi camino.

¿Te gustan las Final Fours? 
No, no me gustan, porque el equipo que mejores resultados ha cosechado a lo largo de la temporada por el hecho de jugar un mal partido puede perderlo todo en un día.


El último verano Abuyeres regresó a Chile para jugar en la Liga Nacional. Allí le esperaba el Boston College, equipo en el que se reencontró con Bárbara Cousiño: “Llevaba mucho tiempo sin jugar con ella, y la verdad que fue un placer ya que es una tremenda jugadora y compañera que te facilita muchísimo las cosas”.

Boston College quedó primero en temporada regular, consiguiendo de esta manera clasificarse para la Final Four, ese formato que tanto le gusta a Cata. Y sí, la última victoria relevante lograda en una F4 sigue en Tenerife: “Leones fue superior a nosotras y ganaron merecidamente. No obstante, no veo justo dejar a un equipo cambiar de norteamericana tres veces en una misma temporada, porque la última que contrataron (Carmen Tyson-Thomas) hizo mucho mejor equipo a Leones”.

En ese mismo verano, se disputó el Sudamericano en Colombia. Mirando el momento y jugadora por jugadora, Chile llevó el equipo más completo de lo que va de década. No obstante, lo único que se cumplió fue la lógica de la década, gobernando el caos de principio a fin, a pesar de que la posibilidad de podio parecía más realista que nunca. “Fue duro para el equipo porque no fuimos capaces de adaptarnos al torneo, y eso es señal de que algo hicimos mal, ha reconocido Abuyeres.

Cuando los resultados no llegan, que el trabajo que haces no tenga reconocimiento es duro. Suele decirse que los premios individuales no tienen ningún valor en el deporte de equipo, pero ¿a quién no le gustaría que la dedicación de años y años fuera reconocida? El pasado noviembre el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile otorgó el Cóndor de Oro a Catalina Abuyeres como mejor jugadora chilena del 2018: “Me emocioné al darme cuenta, si ya el estar nominada entre las cinco mejores era todo un honor, ganar el premio… No tengo palabras para describirlo”.

Le quedan pocas palabras descriptivas a Cata en el diccionario, y se supone que tiene intención de describir a ciertas figuras. Cristian Santander. Ricardo González, Barbara Cousiño, Andrea Valdés y Maira Horford. Mejores entrenadores y jugadoras que le han acompañado en este viaje fin son las figuras mencionadas. Por lo menos se ha guardado algunas palabras para explicar el por qué de los números 12 y 25: “Llevo el 12 porque fue el número que cogí la primera vez que fui con Chile y tiene un encanto especial para mí. El 25, es mi día de cumpleaños, y como al llegar a España estaba ocupado el 12, pues desde entonces llevo el 25 acá”.

Las personas impostoras, cuando se quedan sin imaginación para desarrollar mentiras, olvidan las palabras. Yo no me olvido de la mentira que ha dicho Cata al principio. Ha dicho para presentarse que es "una jugadora que está creciendo"; según datos oficiales de la FIBA, ahora mismo es más bajita que en 2011, y ha tenido la valentía de decir que está creciendo. Su Wingardium Leviosa no ha tenido efecto en mí, ya que el concepto “crecer” no ha cambiado de sentido ni de sitio para mí. Parece ser que por lo menos se quedará un año más en el Polideportivo de Lasesarre aprendiendo el conjuro.



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